Sea quien sea, el sueño importa.
Seguro que lo ha experimentado. La diferencia entre despertar después de una noche de sueño reparador y una noche sin parar de dar vueltas en la cama. Cuando se está totalmente descansado, se tiene energía para darlo todo en cualquier situación. Pero, ¿cambia la importancia del sueño a lo largo de nuestra vida? En este boletín veremos cómo nos afecta desde la infancia.
Bebés y niños.
El sueño desempeña una función esencial en el desarrollo y el crecimiento de los bebés y los niños. Durante este periodo, el cerebro y el cuerpo evolucionan con rapidez, y dormir lo suficiente es vital para la función cognitiva, la consolidación de la memoria y la salud física en general. Establecer unas rutinas de sueño regulares ayuda a los niños a mantener unos patrones de sueño saludables que les beneficiarán durante toda su vida. Es importante retirar todos los dispositivos digitales un buen rato antes de irse a la cama e intentar leer un libro juntos en su lugar.
Adolescentes y jóvenes.
Los adolescentes y los jóvenes se encuentran en una etapa delicada enfrentándose a la transición a la edad adulta con todos sus altibajos. La privación de sueño durante estos años puede afectar al rendimiento cognitivo, dificultar el aprendizaje y aumentar el riesgo de que se produzcan problemas de salud mental. El fomento continuado en esta edad de unos hábitos de sueño saludables resulta esencial para su bienestar general.
Adultos y trabajadores.
Es difícil encontrar el equilibrio entre el trabajo, la familia y los compromisos personales. A medida que aumentan las responsabilidades es de suma importancia no subestimar el valor de un sueño de calidad. Dar prioridad al sueño puede ayudar a los adultos a mantener su salud física y mental, mejorando su rendimiento en todos los aspectos de la vida. Al otro lado del espectro, la privación de sueño puede conllevar una menor productividad, mayores niveles de estrés y mayor riesgo de sufrir problemas crónicos de salud como obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Las personas mayores y el envejecimiento.
A medida que envejecemos, los patrones del sueño cambian de forma natural. A las personas mayores les puede resultar más difícil conciliar el sueño o permanecer dormidos durante toda la noche. Sin embargo, a pesar de estos desafíos, es esencial asegurarse de que tengan un sueño adecuado. Un sueño de calidad ayuda a envejecer con salud ya que es bueno para la memoria, la función cognitiva, la fortaleza del sistema inmunitario y el bienestar emocional. Abordar los problemas relacionados con el sueño y poner en práctica estrategias para mejorar el sueño puede mejorar de forma significativa la calidad de vida de las personas mayores. Una buena cama que satisfaga las necesidades de cada persona es determinante para lograrlo.
La importancia de las rutinas para lograr un sueño saludable.
Con independencia de la edad, es evidente que el sueño es fundamental en nuestras vidas. Establecer unos hábitos de sueño saludables es esencial para todo el mundo, sea quien sea. Estos son algunos consejos para favorecer un mejor sueño:
- Mantener un horario regular para dormir, incluso los fines de semana.
- Crear un entorno que favorezca el sueño: oscuro, tranquilo y cómodo.
- Limitar la exposición a los dispositivos electrónicos antes de irse a la cama.
- Realizar actividades relajantes, como leer o tomar un baño caliente, antes de irse a dormir.
- Evitar las comidas pesadas, la cafeína y el alcohol poco antes de la hora de dormir. ¡Mejor tomar una taza de té relajante!
- Incorporar el ejercicio regular en su rutina, pero no muy próximo a la hora de dormir.
Recuerde que dar prioridad al sueño es una inversión en su bienestar general. Mejora la función cognitiva y el humor, fortalece el sistema inmunitario y reduce el riesgo de sufrir enfermedades crónicas.